SAN LORENZO 4 - UNION 2
Ciclón de sueños
Todo San Lorenzo festeja el triunfo.
San Lorenzo sufrió, pero se lo ganó 4-2 a Unión en el final y así mantiene viva sus esperanzas de pelear el campeonato. El Tatengue, que necesitaba un triunfo para seguir con vida, descendió a la B Nacional.
Las dos caras de una moneda. La alegría de San Lorenzo por la
victoria, por la racha, por estar cerca de la punta. La decepción de
Unión, que peleó hasta el empate, hasta donde pudo, pero perdió la
categoría a cuatro partidos del final del torneo. Uno se fue con
tristeza, el otro con alegría desbordante: seis partidos invicto, cinco
victorias. Lo merece el local. Y el visitante paga aquella mala racha de
26 partidos sin victorias y jugará con Colón ya descendido. Se encontró
con un Ciclón. Y le salió caro.
San Lorenzo arrancó en llamas. Y
con solidez y contundencia, a los 15 minutos ya se encontraba 2 a 0
arriba. En ese ratito, Verón se erigió como actor principal marcando los
dos goles. El Ciclón era un Ciclón. Atacaba por todos lados y no
resignaba su idea futbolística aún en la ventaja. Pero se durmió. Y
cuando se dio cuenta estaba de vuelta en tablas. ¿Qué pasó en ese tramo?
Los santafesinos, hasta allí, tímidos y dubitativos, se animaron a más.
Simple. Se permitieron atacar con más gente y definitivamente se
agrandaron tras el descuento de Franzoía a los 33’. El 2 a 2 se olía en
el Nuevo Gasómetro. Porque el equipo de Pizzi estaba perdido. Por eso no
sorprendió tanto cuando el propio ex Olimpo estableció el empate. Juan
Antonio no lo podía creer…
Tras el descanso, el inicio del
complemento fue un calco del primero. San Lorenzo tuvo cuatro llegadas
claras en nueve minutos. Una de Verón, al minuto, otra de Kannemann, a
los tres, otra de Buffarini, a los cinco, y otra de Kalinski, a los
nueve. Era un baile. No obstante, el Tatengue, jugado por jugado, se
paró de contra y nuevamente le complicó el trámite al local. Al extremo
tal de frustrarlo. El partido entonces entró en un estado de intensidad
mediocre. Y se puso opaco. Parecía tener un desenlace previsible. Hasta
que apareció Ruiz a los 42’ con un bombazo cruzado, rasante, y desató la
fiesta. Luego Jara, ya con el partido definido, le puso el moño. La
apuesta de Pizzi merecía un premio de ese tipo. Unión hizo lo que pudo. Y
se voló con el Ciclón.