MARTIN PALERMO

"No dirigiría a Boca mientras esté Riquelme"

El Loco empezará su carrera el año que viene, pero su relación con el 10 es un escollo para volver. Igual aclaró que sería "incómodo" dirigir a cualquier ex compañero.
Martín Palermo anticipó una y mil veces, antes de retirarse, que iba a tomarse un semestre de descanso y que luego iba a continuar su carrera en el fútbol pero ya desde otra función: la de técnico. Y seguramente, más tarde o más temprano, su vida y la de Boca volverán a ser unidas: el destino parece haber dado ya unos cuantos indicios. Ahora bien: ¿cuándo podrán volver a juntarse esos caminos? No hay una fecha cierta, pero si los contratos se cumplen, parece difícil que el Loco acceda a ese cargo en los próximos tres años. A ver:
-¿Dirigirías con Riquelme en el plantel?
-Sería difícil y me costaría. No dirigiría ni a él como tampoco a mis ex compañeros porque sería incómodo.
El fútbol está lleno de casos de jugadores que llegan al final de su carrera e inmediatamente asumen como técnicos. Esto no significa que Palermo no pueda pensar distinto, pero la realidad es que la incomodidad de la que habla el 9 más goleador de la historia del club tiene que ver con su no relación con Román. No en vano, de hecho, en Marca y Presión (TyC Sports) le preguntan por el 10 y no por otro.
Los problemas que dividieron al vestuario de Boca no son nuevos. Y si bien Palermo se negó a ahondar públicamente en ellos (“No me incomoda hablar de él pero no voy a hablar de la convivencia”, dijo), admitió que tenían “diferencias”.
La relación pasó por varias etapas. Al principio (allá por el 97), era común ver a un muy joven Riquelme pegado a Palermo, a los abrazos en los entrenamientos, a pura risa. La situación cambió cuando el grupo se decantó y pasó a haber dos bandos muy definidos, que incluso se enfrentaron en la Intercontinental del 2000. Por un lado, Román, Traverso, Delgado y el Negro Ibarra. Del otro, el Pato Abbondanzieri con los mellizos Barros Schelotto. Y en el medio, mucha gente de peso que permitía el equilibrio justo, con los tres colombianos (Serna, Córdoba y Bemúdez) a la cabeza.
El regreso de Román al club para la Libertadores del 2007 fue el mejor momento de la relación. Se veía en los entrenamientos, donde corrían juntos; en la cancha, donde se buscaban genuinamente para los festejos, y hasta fuera del club (era común verlos almorzando juntos en Puerto Madero). Y el quiebre, aunque el momento es difuso, se dio durante el primer semestre del 2008 por motivos que nunca se aclararon siquiera entre ellos. Y que probablemente no se aclaren jamás (el propio Palermo le dijo a Olé que a esta altura ya no le interesaba). La postura de vocero del plantel que tomó el 9 cuando Cáceres declaró en contra de Román (“Algunos aparentan correr”) terminó de alejar al 10 para siempre, no sólo de Palermo sino también de Battaglia, de Palacio y de Morel, gente pegada al Loco). De ahí en más, durante los dos años y medio siguientes, apenas si se saludaron. “Cuando habló Cáceres, quise ser el intermediario, me involucré como capitán y quedé como el malo”, admitió el ex delantero.
¿Qué dice Román? Nunca habló públicamente en contra de Palermo. Hasta el último día, mantuvo la pantalla de aquellos viejos matrimonios divorciados en los hechos pero convivían bajo un mismo techo. En algún momento, el 10 habría frenado la prematura llegada como DT de Guillermo. Y Cagna, cuando fue candidato, lo llamó para sondearlo. Palermo aún no empezó su carrera y quizá arranque con desafíos algo más bajos. Pero además tiene claro que para Boca deberá esperar...

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