MUNDIAL DE BASQUET: ARGENTINA DERROTO A BRASIL 93 - 89

scola y su ballet
El equipo que enamora por su entrega, corazón y buen juego, el seleccionado dirigido por Sergio Hernández, se metió en los cuartos de final del Mundial después de vencer en un emotivo y parejo partido a Brasil, por 93-89, apoyado en una tremenda actuación de Luis Scola quien, con 37 puntos, se convirtió en el jugador argentino que más anotó en un partido, desbancando la marca que desde 1963 mantenía Alberto Desimone, con 35. El jueves, en cuartos, ante Lituania.
Había que sufrir porque Brasil, clásico en el deporte que sea, se había mostrado como un rival peligroso, mucho más desde que el cordobés Rubén Magnano agarró la dirección técnica. Todo tan parejo en cuestiones tácticas, individuales y estratégicas, que se llegó a un final cerrado, de dientes apretados que, como en los partidos del Grupo A, la Selección manejó con seguridad y sacó ventaja en los pequeños detalles, tales como asegurar su producción ofensiva en las manos de Scola, 12 tantos en el último cuarto.
Brasil encontró fácil el camino al aro gracias a la noche inspirada de Marcelinho Huertas (32 puntos), quien dominó en ataque a Pablo Prigioni y Luis Cequeira, alternativamente, pero no fue tan claro en la conducción del equipo.
Argentina aguantó cada cuarto por los bombazos de Delfino (4 de 7 en total), alguna penetración del santafesino y la pareja producción de Scola, quien dominó ampliamente a Tiago Splitter, Guilherme o Anderson, los tres que se alternaron en la defensa. De a poco, pese a su endeble forma física, el regreso de Fabricio Oberto fue clave para la defensa, como el equilibrio que mostro Hernán Jasen, también importante en el último cuarto cuando clavó dos triples seguidos para igualar el encuentro en 72, a los 32 minutos, y evitar un posible escape brasileño.
Desde los 33m24s la Argentina se adelantó en el marcador (77-74) por un triple de Leo Gutiérrez y de ahí en más dominó el choque. Apretó la defensa, no perdió pelotas importantes y trabajó bien cada una de las ofensivas llevando el balón a posiciones seguras de tiro. Los libres acertados por Delfino, cuando quedaban 7s, terminaron de hundir a los brasileños: el 91-86 ya era imposible de remontar.
Los jugadores, una vez concretado el triunfo, festejaron como en los tiempos de la Generación Dorada: todos abrazados, saltando y cantando por varios minutos con el grupo de 800 ruidosos argentinos que coparon una de las cabeceras del estadio Sinan Erden, de Estambul.
La alegría fue argentina, como se esperaba, de la mano de los grandes gladiadores que dirige Sergio Hernández y tiene a Scola como goleador y máxima figura del Mundial.

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