LA HISTORIA DE PININO MAS

Estoy vivo gracias a River y mi familia
Oscar Más desnuda su corazón para hablar de su lucha contra la adicción al juego, de su compromiso con un grupo de autoayuda y de cómo pasó de no tener ganas de vivir a recuperar a todos sus afectos. “Esto no se cura, pero lo podés sostener. Nací de nuevo, me siento limpio por dentro”, confesó Pinino.
Barrio de Núñez. Pinino Más revuelve su pocillo de café sentado de frente a la rotonda de Lidoro Quinteros y suelta una confesión con cierto alivio. Es un aliciente. Es la llama que alimenta su lucha contra el juego.
“Hace un año y un mes que se cumplió el problema que tuve... Lo estoy llevando bastante bien”, cuenta.
-¿Está curado? -Esto no se cura, pero lo podés sostener. La gente me dice que estoy cambiado y eso me da más ganas de seguir luchando. Estoy vivo gracias a mis hijos, a mi familia y a River (se le anuda la garganta, se le quiebra la voz). Y a mucha gente que me ayudó. Si no fuera por ellos, no estaría hablando con vos en este momento.
-...
-Es bravo, la sigo luchando. Estoy fuerte, con ganas. Me siento bien. Lo pasado ya fue. Ahora hay que mirar para adelante, seguir haciendo las cosas bien, como se debe, cumpliendo con la terapia... Somos 24 y a mí me gusta escuchar, pero también doy testimonio.
-¿En qué consiste? -Cuento lo que me pasa en la semana, si tengo encuentros emocionales... Por ejemplo, estuve diez años sin hablarme con mi hijo Leo que está en Chile, y el año pasado estuvimos juntos. Tenés que contar todo, para sacar de adentro lo que vos tenés. Antes iba a un grupo de Castelar y desde hace seis meses voy a un grupo de autoayuda en Loreto. Me reciben como a un hermano más.
-Pero saben quién es.
-Saben quién soy. Y si me tienen que decir algo, me lo dicen, y te la tenés que bancar como cualquiera.
-¿Lo alivia contar? -Tenés que largar, largar todo, sacarte la mochila... Si dejás algo adentro a lo mejor cometés un error.
-Es una postura valiente. Pero también difícil.
-Tuve los suficientes huevos para decir: “Hijos, ayúdenme que estoy enfermo”. No sé si mucha gente se hace cargo. Mis afectos fueron la base principal de todo mi cambio. En mi peor momento, yo pensaba: “No se merecen el padre que tienen”.
-¿Hoy piensa distinto? -Estoy logrando lo que no lograba antes con mi adicción, porque estaba enloquecido pensando en eso... Hoy los disfruto.
-¿Tuvo que golpearse fuerte para darse cuenta del problema? -A veces pienso... La cámara oculta que me hizo América no sé si me hizo un bien o un mal, pero a lo mejor, si no me hubieran hecho eso, seguía cometiendo errores, viste.
-Lo más difícil es asumirlo, ¿no? -Totalmente... Esto te lleva a hacer desastres y terminás o en la cárcel o muerto. Estoy vivo gracias a mi familia y a River, ponelo de título.
-Lo de Documentos América (NdeR: una cámara oculta en la que pedía dinero para probar a chicos en River, que es gratuito ) entonces le sirvió para cambiar.
-Al hacerme eso, me ayudaron a terminar. Soy otra persona. Nací de nuevo.
-¿Y es feliz? -Totalmente. Ahora estoy disfrutando a mis hijos, cosa que antes no podía. Me siento muy limpio por dentro. Antes estaba muy sucio y mentía... mentía... No paraba con las mentiras. Me di cuenta de que estaba totalmente equivocado, llegaba un momento que no era yo. El juego me convertía en un monstruo. No me pasó nada, gracias a Dios... O quizá porque me llamo Oscar Más. Si hubiera sido otra persona me hubiera pasado cualquier cosa.
-¿Por qué lo dice? -Mi familia es lo máximo, lo máximo. Gracias a mis hijos Fer, Vanina, Gisella, Leo, a la madre de ellos, y a mi pareja Miriam que estuvo a mi lado en los momentos bravos... Yo estuve cuatro semanas sin salir, por miedo.
-¿Miedo a qué, Oscar? -Tuve amenazas, estuve muy mal. Yo no soy Tarzán. Estuve cuatro semanas encerrado en mi casa, no quería salir. Pero cuando conté mi problema, mi adicción, esa semana me llamaron las dos personas que me amenazaron de muerte y me dijeron: “Pinino, para lo que necesites, estamos a tu disposición”. Eso me dio valor.
-¿Y siente que los demás lo perdonaron? -Sí. Me llamaron millones de personas con las que tuve problemas y gracias a Dios lo hemos solucionado. Estoy en comunicación con toda esta gente, me llaman y me preguntan “¿cómo estás Pinino?”. Ellos se alegran de verme bien. Y a mí me hace bien, me da fuerzas para seguir luchando porque lo tengo que hacer yo, no el otro. Pero tenés que tener un sostén y yo lo tengo...
-¿También pudo recuperar a su familia? -Hacés algo para retenerla o perdés a tu familia. Y fue lo que hice en ese momento, les expliqué lo que me pasaba. Soy otra persona, mis hijos me ayudaron mucho.
-¿Cómo se pasa de no querer vivir a este presente que ilusiona? -Antes no me duraba la plata. Eran las cuatro o cinco de la mañana y no dormía, estaba enloquecido. Ahora me veo una peliculita y me quedo mosca. Antes era el cartonero Báez... Y ahora soy un hombre con proyectos. Soy un hombre feliz.
Fuente: Diario Ole

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