ALEMANIA 4 INGLATERRA 1

Alemania goleo a Inglaterra
Alemania saluda a su publico y ya esta en cuartos de final
Grave error del linea Uruguayo Mauricio Espinosa al no ver que la pelota estaba adentro ,era el empate de Inglaterra
La venganza retro del 66, pero en colores. Alemania pasó por arriba a Inglaterra, que antes de ser goleado tuvo el 2-2 en los pies de Lampard. Pero la terna uruguaya no vio que su bochazo, tras dar en el travesaño, picó casi medio metro adentro...
Nos tomaremos una licencia. La justicia histórica y futbolera nos hará el guiño. Nos permitirá viajar desde el morbo y la sonrisa cómplice al reconocimiento a una gran Alemania, esa que –como en su debut ante Australia- hizo todo como para volver a sembrar pánico. Y nos olvidemos que ante una victoria argentina en octavos…
Fue el mejor partido del Mundial, hasta ahora. Por escándalo. Y con escándalo. Fue, sin dudas, la revancha del 66. Aquel 30 de julio, en Wembley, un tal Tofik Bakhramov, un juez de línea nacido en Azerbaiján (con el aval del suizo Gottfried Dienst, árbitro principal), convalidó un gol fantasma. En la final del Mundial, Alemania derrotaba 2-1 al local Inglaterra cuando, sobre la hora, llegó desde la derecha el centro de Alan Ball y Geoff Hurst, quien había convertido el primero de los británicos, sacudió el travesaño con un derechazo que murió detrás de Hans Tilkowski. La bocha picó muy cerca de la raya. Pero jamás entró. O, al menos, jamás ingresó en su totalidad. Incluso en 1995, con un programa informático de la prestigiosa Universidad de Oxford, se terminó de demostrar que el 2-2 que llevó el juego a tiempo suplementario (y luego, a la victoria definitiva 4-2 de los ingleses) nunca existió. El propio Hurst lo reconoció. Con el paso del tiempo, claro. Cuando la causa ya había prescrito. Esa herida jamás cerró en la historia del fútbol Mundial. Y cuando algo te pica, cada tanto viene bien una rascadita.
Este 4-1 dejó mucha tela para cortar. Alemania lleva 15° mundiales consecutivos sin bajar del 7° puesto (con tres títulos). Inglaterra jamás había perdido por tres goles en una Copa del Mundo y sin embargo… Rápido go home. O touch & gol. O… Perdón por la licencia. Fue como en el 66, pero al revés. Fue la venganza en colores… Los ingleses la tienen atroden…
La jugada del partido sucedió en el minuto 37. De un partido que ya pintaba para partidazo y estaba 2-1 a favor de los alemanes. En un clásico del fútbol mundial (todavía, 12-11 ventaja Inglaterra en 28 enfrentamientos), en un derby entre Premier League y Bundesliga (los 46 jugadores que componen los planteles juegan torneos locales), los británicos habían arrancado mejor. Bah, intentaron vender humo desde la posesión del balón pero, las jugadas más claras, eran germanas. Calamity James, el veterano arquero de 39 años que tanto se había entrenado –y estudiado a lo Lehmann- esperando los penales (el karma inglés en los Mundiales; el paraíso para los alemanes, que ganaron en las cuatro definiciones mundialistas), le había sacado a Ozil –el Messi de Bremen, como se lo conoce- uno desde los 11 pasos pero en movimiento. Y más tarde haría lo propio con Klose. Lo concreto, más allá de los detalles, es que los Panzers lentamente iban volcando la cancha en Bloemfontein. Maquinitas humanas, tal como se habían mostrado en el debut (4-0) frente a Australia. Hasta que, cuándo no, apareció Klose y su 50° gol en la selección (12° en Mundiales, igual que Pelé, para quedar a tres de Ronaldo, el máximo artillero desde 1930 hasta hoy).n algún punto, era la reivindicación del pobre Tilkowski, quien hoy –a punto de cumplir 75 años- se dedica a recaudar fondos para Unicef y distintas entidades benéficas: el gol del polaco Miroslav llegó gracias a una asistencia –tras un saque de arco de 90 metros- de Manuel Neuere, el 1 del Schalke 04. La bola dio un pique y Klose dejó pagando a Terry y a Upson. Era el 1-0. El comienzo del show…
Defoe había prendido la mecha en la terna arbitral uruguaya. A los 31’, un minuto antes del 2-0 de Podolski, el otro polaco que supo definir por el segundo palo a la perfección (con caño y todo sobre James) la triangulación entre Ozil, Klose y Thomas Müller, los charrúas le habían anulado al delantero inglés un cabezazo que dio en el travesaño. Era un aviso que parecía desdibujarse después del descuento inglés. A los 37’ en una ráfaga y en una mala salida aérea de Neuer, la frente de Upson se llevó por delante un centro de Gerrard para el 1-2. Parecía el único camino posible para los isleños. Tan solo con pensar que Rooney lleva 801 minutos sin convertir para su selección… La cuestión es que se envalentonaron. Y ahí llegó el principio del fin. Y la historia fue desempolvada, corregida y aumentada.
Lampard levantó la vista. Estaba parado de frente a un adelantado Neuer, a unos 30 metros del empate. El fierrazo rompió el travesaño, bajó, y picó no menos de 40 centímetros detrás de la línea. Jorge Larrionda, el árbitro principal, miró a Mauricio Espinosa, el árbitro asistente n° 2. Espinosa lo miró a Larrionda. Lampard soñó con Hurst. Flor de pesadilla… Siga siga. Y un 2-2 que jamás llegaría… Escándalo una vez más y el polémico versito de la tecnología en el fútbol a punto de reaparecer. No hubo ojo de águila. Hubo un simple ojo por ojo en octavos de final…
Los ingleses fueron por el empate apenas iniciado el segundo tiempo. Exigían ver la repetición. O, por lo menos, la repetición de sus mentados viejos tiempos. Bien Gerard, bien Lampard, atento Defoe, pero los alemanes tiene a un jugador no polaco que también se merecía una mención a pesar de que el juego ya se había desvirtuado… Se llama Thomas Müller, tiene 20 años, y fue campeón con el Bayern Munich de Martín Demichelis. Fue la gran figura de la tarde sudafricana (elegida también por la gente). Y no sólo por la asistencia del segundo gol. Supo cerrar el partido con dos contragolpes letales. A los 21’, después de una pelota parada germana, la pelota voló por debajo de área a área. Schweinsteiger por izquierda hizo la pausa justa para que Müller haga de James, verdaderamente, una calamidad. Tres minutos después, por si quedaban dudas de quién superaría el duelo, Ozil ganó la banda zurda, dejó parado a Barry, mandó un centro con caño y todo para Cole y, cuándo no, el pibiten Müller fusiló desde el punto penal. 4-1 y hasta lueguen. Para lavar una sucia e inconclusa historia. Para que los alemanes vuelvan a pensar en su cuarto título mundial. Para que los ingleses vuelvan a pensar en cerveza. Y en volverse rápido a casa…
El línea Bakhramov murió hace 17 años. Hurst, con sus 68 pirulos, es miembro de la Orden del Imperio Británico, director de la escuela de fútbol de una popular casa de comida rápida, y seguro pronto dirá que –esta vez- la pelota entró. Ya no les queda nada por hacer. Los ingleses la tienen adentren… Como la de Lampard.

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