RIVER PLATE

Las cuentas secretas de José María Aguilar Lo que sigue es la crónica de una debacle. El Imperio River terminó de desmoronarse el domingo 26 de junio, cuando Belgrano lo mandó a la B Nacional por primera vez en su historia, pero el inicio de esta caída estrepitosa puede encontrarse mucho tiempo antes, cuando mientras sus hinchas festejaban campeonatos, algunos directivos saqueaban en silencio las arcas del Monumental.Por Ezequiel Colombo - Milton MerloDaniel Alberto Passarella, el presidente con coraje y sin autocrítica, lo aseguró cuando se enfrentó a las cámaras de ESPN, el martes 28: “Podré ser incapaz, soberbio y autoritario, pero nunca un presidente chorro”, enfatizó. La referencia fue elíptica, pero todos los hinchas de River la entendieron perfectamente. Passarella hizo alusión a las dos personas que pergeñaron la debacle en la que se convirtió el club: José María Aguilar y Mario Ernesto Israel, quienes lo condujeron desde 2001 hasta 2009. Son ellos, según Passarella, los que llevaron el club al barro del Ascenso. Los grandes responsables de una deuda de 217 millones de pesos, de la crisis deportiva y de los vínculos con la barra brava. Passarella lanzó culpas, es cierto, pero nunca se atrevió a argumentarlas, a pesar de que tiene todos los documentos para hacerlo en su oficina. El dinero, bien lejosEs probable que ni Aguilar ni Israel sepan ubicar a Luxemburgo en un mapa, aunque sí deben conocer en profundidad los beneficios bancarios de ese país, uno de los principales paraísos fiscales europeos. Fue en Luxemburgo, justamente, donde la esposa de Aguilar, Claudia del Ciampo, abrió tres cuentas bancarias durante la gestión de su esposo en River: dos en el Bank of New York y una en el ING Luxembourg. En las tres, Aguilar figuraba como apoderado.La cuenta 00041 0210 1391 4660 de Bank of New York se dio de alta por Del Ciampo en noviembre de 2004, mientras Aguilar llevaba su tercer año como presidente de River. En noviembre de 2006, el saldo ascendió a la escalofriante suma de 13.694.050 dólares. La otra cuenta en el Bank of New York a nombre de Del Ciampo tenía números más modestos: 33.200 dólares. El inicio de actividades se remontaba a 2001, el primer año de Aguilar al mando del club de Núñez. Posteriormente, en esta cuenta se solicitó la habilitación para realizar operaciones personales y electrónicas desde Miami. La tercera cuenta de Del Ciampo, en el banco ING Luxembourg, contaba con un fondo de 342.206 dólares. La mano derecha de Aguilar, el ex secretario Mario Israel, también tiene sus “ahorros” bien lejos. Titular de una cuenta en el Bank of New York de Luxemburgo que suma 307.000 dólares, el Monje Negro, como lo apodaban los dirigentes opositores, armó una red de testaferros que se encargaron de disimular su patrimonio. Su hija Soledad también abrió, en 2002 y 2003, dos cuentas en bancos de Luxemburgo: en el Banque BCP, Soledad Israel tenía, hasta los últimos días de la gestión Aguilar, 802.399 dólares; en la otra caja a su nombre, emplazada en el banco UBS, había 185.204 de la misma moneda. Cuando estas cuentas fueron abiertas, Soledad Israel tenía apenas 24 años y no presentaba ingresos para justificar semejantes movimientos de fondos. Pero hay más: Gabriel Héctor Tchira, uno de los socios de Mario Israel en la empresa Fitz Roy 2350, tiene a su nombre dos cuentas en el exterior: una en el Dresdner Bank, de México, por 3.307.010 dólares; y otra en el ING de Luxemburgo por 3.099.550. Según lo que consignó la Unidad Fiscal de Delitos Tributarios y Contrabando (UFITCO), Israel salió del país, entre 2002 y 2004, 56 veces (38 a Uruguay). Israel ya reunía varios antecedentes oscuros antes de acumular poder en uno de los dos clubes más importantes de la Argentina. En un mismo año (1998) quebró dos compañías: Fundación Methas y Empresa Hípica Argentina. Además, en 2005, el Juzgado Nacional en lo Penal Tributario Nº 1 le abrió una causa por “Apropiación Indebida de Tributos”. Aguilar también figura como apoderado de una cuenta en el Banco Credit Suizze, en Suiza. En la sucursal con número de identificación 320.010, el ex presidente de River llegó a tener, en 2007, durante su segundo mandato, 511.000 dólares. Lamentablemente, una cuenta en Suiza no parece tan extraña: Aguilar sigue apareciendo en la actualidad en la página oficial de la FIFA, que tiene su sede en Zurich, como integrante de la Comisión de Clubes de Fútbol. Lo curioso es que figura como si continuara representando a River, cuando hace 19 meses que abandonó la institución.El hombre que arribó a Núñez con la etiqueta de progresista y se convirtió en el presidente más cuestionado de la historia millonaria mantiene su banca en la FIFA por la amistad que lo une al mandamás de la AFA, Julio Grondona. “Don Julio le hizo un favor personal, que no tuvo nada que ver con el fútbol, y a partir de ese momento su relación prosperó hasta lo que es hoy”, le explica a esta revista una persona que conoce a ambos y pide anonimato. Aguilar también iba a conformar el Comité Organizador de la Copa América, pero prefirió desestimar su puesto con el único fin de preservar a Grondona. Fue una módica retribución por las gestiones que había hecho el presidente de la AFA para que Passarella dilatara los resultados de la auditoría, pedida a la empresa alemana KPMG para revisar el último año de Aguilar al frente de River.Pero el pacto entre Grondona y Passarella se rompió el día que el Káiser –furioso por el desempeño del árbitro Patricio Loustau en el último superclásico– irrumpió en la mesa del Comité Ejecutivo y le pidió la renuncia a Don Julio. Resultó un acto poco inteligente: unos días antes, Passarella había ido a pedirle al propio Grondona un adelanto de dinero para saldar parte de la deuda con los jugadores.Aguilar, mientras Grondona lo defiende en los escritorios de la AFA, pasa sus noches en la whiskería de Los Incas y Tronador. En este año y medio de ostracismo sufrió una trombosis en una de sus piernas y está notoriamente más flaco. Volvió a trabajar como abogado y prefiere no juntarse con amigos. “Soy una mala compañía para ustedes”, suele repetir. AuditadosLa empresa alemana KPMG tiene hace tiempo los resultados definitivos de la auditoría que había prometido Passarella el primer día de su gestión. Recibos de sueldo por el doble de lo que ganaban realmente los empleados, irregularidades en la construcción del Museo River, diferencias siderales entre lo que se recaudaba en cada partido y lo que entraba a la tesorería, y gastos irrisorios como los 24.000 pesos por mes que se pagaba por el alquiler de una máquina para mantener el campo de juego del Monumental son algunos de los puntos que irritarán al hincha de River cuando, de una vez por todas, se hagan públicas las conclusiones de la revisión.Aunque, en verdad, lo que más preocupa a la dirigencia actual no es todo eso. Según las verificaciones de KPMG “se perdieron” los 3.900.000 dólares que debieron ingresar al club por la venta de Fernando Belluschi del Olympiakos, de Grecia, al Porto, de Portugal. Según lo que le aseguró Passarella al diario Clarín el miércoles 29, por éste motivo, River denunció a la anterior comisión directiva por “cesión ruinosa”.River iniciará su camino por el barro de la B Nacional con 216.827.799 pesos de pasivo y un déficit anual, según lo que arrojó el último balance, de 79.828.156. La explicación de esos números alarmantes tal vez pueda encontrarse en los bancos de Luxemburgo. Bien lejos del Monumental.La trama judicial Mientras en el plano deportivo Matías Almeyda piensa en refuerzos y estrategias para afrontar el arduo camino por el Nacional B, en el plano institucional River podría afrontar otro tipo de procesión: la que tendrá lugar en los oscuros pasillos del Poder Judicial. Allí no hay lugar para los cánticos y los goles, sino para los allanamientos, las indagatorias y los procesamientos que podrían caer, más temprano que tarde, sobre ex directivos como Aguilar y su ladero Israel.En una entrevista con Clarín, Pasarella aseguró haber iniciado cuatro causas contra su antecesor. Sin embargo, el ex dirigente y abogado Daniel Kiper dice que “ninguna de esas denuncias es de carácter penal, son sólo mediaciones”. Las verdaderas preocupaciones para Aguilar comenzaron en agosto del 2007 cuando el legislador porteño Marcelo Parrilli lo denunció penalmente. El dirigente de izquierda señaló los delitos que iban desde irregularidades en la venta de jugadores hasta sobreprecios en obras realizadas por el club, pasando por esa compleja red de negociados que unían a la dirigencia con la barra brava. No por nada en cierta ocasión el ex presidente comparó a Los Borrachos del Tablón con los próceres de la historia.Lo cierto es que la denuncia del diputado hizo una primera parada en el juzgado de primera instancia número 11 a cargo de Luis Osvaldo Rodríguez, un juez que en el Palacio de Tribunales tiene fama de sacarse de encima causas incómodas. Será por eso que sin perder demasiado tiempo este procedió a derivarla a su colega del juzgado número 4, Alejandro Cilleruelo, un magistrado con mejor reputación, especialmente desde que interviniera casos de trabajo esclavo de cierta resonancia mediática.“Ya cuando llegó la causa se veía venir que iba directo al freezer”, le comenta a EG una fuente judicial quien explica: “al juez no le interesaba avanzar, nunca buscó generar pruebas, solo pensó en desvalorizar la denuncia diciendo que sólo se trataba de política”. Dicho y hecho, luego de una investigación veloz Cilleruelo optó por sobreseer a Aguilar de todos los cargos. Todo se habría terminado allí si no fuera por la sala IV de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional. En febrero de este año esa instancia dio lugar a una apelación del fiscal José María Campagnoli, revocó la decisión de Cilleruelo y le solicitó que siga investigando las maniobras relacionadas con la venta de jugadores y la contratación de barras.Un informante de la Cámara contó a EG que el juez debería mirar con atención las cuentas en el exterior que corresponden a personas vinculadas a Aguilar e Israel. “Igual si el magistrado, aún con el caos de los días pasados, se niega a avanzar, todo es muy difícil”, explica. Acto seguido, asegura que un importante empresario vinculado al radicalismo, que además conoce a la perfección que puertas tocar en el ámbito judicial podría dilatar las causas e incluso ponerlas a dormir, más si se trata de ayudar a un amigo que la pasa mal como es el caso de Aguilar. “Esto se define así: si esta persona piensa que su nombre o el de un hombre de su entorno va a saltar, olvídense de que esto avance

Fuente:wwwmiradariverplatense.com

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